América Latina y el Caribe (ALC) es la segunda región más urbanizada del mundo, con el 81% de la población viviendo en áreas urbanas. Esta alta tasa de urbanización ha llevado a una mayor demanda de transporte, mayor producción de desechos y un consumo excesivo de combustibles fósiles con fines energéticos que incluyen la generación de electricidad, la construcción de edificios y los procesos industriales.
ALC contribuye con menos del 10% de las emisiones globales de efecto invernadero, que provienen predominantemente de los sectores de la agricultura, el uso de la tierra y la silvicultura.
En conjunto, estos sectores representan casi el 50% de las emisiones en toda la región, mientras que las ciudades producen un tercio de las emisiones regionales. A su vez, ALC se encuentra entre las regiones más afectadas por el cambio climático, estando expuesta a shocks climáticos como inundaciones, tormentas y olas de calor que golpean particularmente a los grupos más vulnerables.
El enfoque para combatir la crisis climática ha implicado en gran medida esfuerzos de mitigación, llamando la atención sobre las estrategias de adaptación
.
Este informe constituye un primer esfuerzo para brindar una visión general de las actuales emisiones de gases de efecto invernadero sectoriales generadas por la región, los principales desafíos climáticos y la capacidad de las ciudades para liderar una acción climática transformadora. Se basa en los planes de acción climática de las ciudades y evalúa las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDCs por su sigla en ingles) de los países de la región, brindando un enfoque interesante para convertir los objetivos globales del Acuerdo de París en acciones implementables en todas las escalas.
A pesar de que el Acuerdo de París y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible fueron acordados entre países, para garantizar la efectividad de sus ambiciosos objetivos climáticos se necesita acelerar la implementación de estas agendas globales a escala de ciudad. Reconociendo que los gobiernos locales tienen competencia sobre aproximadamente un tercio del potencial de mitigación del cambio climático urbano en la región, este informe proporciona recomendaciones para avanzar hacia la localización de las NDCs en las ciudades y mejorar las capacidades para la gobernanza climática multinivel en un contexto
local. Acercarse a la escala de ciudad permite una comprensión más profunda de los patrones de consumo y las emisiones de toda la ciudad, ayudando a localizar el rol de las ciudades en una hoja de ruta más amplia para lograr los compromisos nacionales.
Los últimos años en la pandemia han subrayado el papel crucial que desempeñan los gobiernos subnacionales para garantizar el bienestar de sus ciudadanos, siendo a menudo los primeros en responder en una crisis de salud y ambiental. En la cúspide de la recuperación, los alcaldes de las ciudades se destacan como protagonistas en la lucha contra el cambio climático, como autoridad indispensable para influir en el camino que la ciudad elige para recuperarse, lo que puede impulsar el desarrollo sostenible o bien conducir a “bloqueos de carbono”. Asimismo, son actores clave en la traducción de números y políticas en medidas tangibles, desde soluciones de movilidad sostenible hasta sistemas de energía local renovable y edificios bajos en carbono.
Hay evidencia de esfuerzos climáticos locales dentro de la región, lo que sienta un precedente y ofrece ideas y experiencia para que otras ciudades la sigan. Desde la integración de la bicicleta en el sistema de transporte público y su promoción como una opción viable de viaje sin emisiones en la Ciudad de México, hasta el esquema de certificación pública de Salvador que ofrece devoluciones de impuestos para la edificación y construcción verde, las estrategias lideradas por gobiernos locales han sido fundamentales para reducir las emisiones de carbono y facilitar el involucramiento hacia un futuro sostenible.
Se localizaron soluciones climáticas urbanas en seis sectores que incluyen: resiliencia y gestión de
riesgos, movilidad sostenible, gestión de residuos y economía circular, energía limpia y edificios verdes,
estrategias bajas en carbono e iniciativas para la participación y educación de la comunidad. Estos
estudios de caso enfatizan la capacidad de los gobiernos subnacionales y los alcaldes para ser agentes de cambio y demuestran que las reducciones más profundas de las emisiones de gases de efecto invernadero y la construcción de resiliencia no sólo son posibles sino alcanzables, lo que inspira
las relaciones intergubernamentales para mejorar la gobernanza, la coordinación y la integración
vertical de sus ambiciosos objetivos climáticos.
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