No, es absolutamente claro, No somos conscientes de la nueva convivencia social en unos meses de pandemia, frente a más de 40 años de tradición de una cultura falsa, independiente y autónoma.
Es importante entonces, preguntarnos:
¿Cuál es la nueva realidad que tanto pregonan, o mejor cuál es la realidad, que estoy viviendo al interior del conjunto residencial?
La convivencia en Propiedad Horizontal, o mejor la convivencia al interior de los conjuntos residenciales, edificaciones y agrupaciones de vivienda es una gran bomba de tiempo social, será que no existe para las autoridades locales, regionales y nacionales y por tanto no existe ningún tipo de acciones reales que impacten positivamente la comunidad residente, por el contrario, la copa de las inconformidades y situaciones indignantes está llena y próxima a rebosarse.
Una situación particular de la realidad social en el marco de la pandemia es muy significativa, como propietario de una casa o apartamento no hace parte de las bases de datos del sisben, o de hacienda y por lo tanto nunca va a recibir ningún tipo de ayuda del gobierno nacional o local, independiente a que no tenga ingresos, no tenga trabajo, o que como independiente esté en crisis financiera como le sucede a un alto porcentaje hoy en Colombia.
Vamos entonces a tomar por analogía una realidad que hemos vivido en los últimos días, si claro, por supuesto el famoso tema de las acciones de uniformados de la policía nacional frente a la comunidad.
Son miles, millares de buenas acciones de los uniformados de la policía nacional que no son tenidas en cuenta, como si no hubiesen existido, pero claro quizás algunos pensemos esa es su misión, No existe una copa de buenas acciones.
Policía Nacional de Colombia, Misión Constitucional art 218:
“La Policía Nacional es un cuerpo armado permanente, de naturaleza civil a cargo de la Nación, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en Paz”.
Por el contrario si existe una copa de todas aquellas malas acciones, inconformidades, y situaciones indignantes de acciones cometidas por algunos miembros uniformados de la policía nacional, que están debidamente informados y documentados por las noticias, que generan emociones y reacciones de la comunidad frente a un uniforme de policía y ese inconsciente colectivo es esa copa llena que se rebosó por la acción particular de un par de uniformados frente a un ciudadano indefenso, y que se agravó por lo ocurrido al interior del CAI de Villa Luz, lo que genera una reacción en cadena de violencia y destrucción contra las instalaciones de policía y los bienes públicos, pero que según varios autores fue el florero de Llorente para demostrar la inconformidad social frente a: la pandemia, la economía, la falta de trabajo, la inequidad y muchos otros elementos que desdicen de las acciones del gobierno nacional, o que según otros fueron catapultadados por el gobierno local que alteraron los ánimos de una comunidad, que ya está totalmente reventada.
La experiencia está bastante documentada en la última semana de noticias desde todos los ámbitos, y solo queremos tomarla de espejo que nos sirva de reflejo y análisis a la situación de convivencia al interior de los conjuntos residenciales, edificaciones y agrupaciones de vivienda.
La Convivencia Social en Propiedad Horizontal es una realidad muy similar a lo ocurrido el 9 y 10 de Septiembre.
Existen cientos, miles y quizás millares de administradores de propiedad horizontal, cumplidores de su deber en el marco de los más estrictos parámetros éticos y morales, no tienen queja alguna, pero ellos pasan desapercibidos para la comunidad, como si no existiesen en su inconsciente colectivo, y quizás muchos creemos ese es el objeto del contrato que tienen, hacer las cosas bien, No existe una copa llena o vacía que califique a los buenos administradores.
De igual forma como sucede con la policía nacional si hay una copa de malas acciones, inconformidades, situaciones indignantes y acciones con daños y perjuicios de los malos administradores frente a la comunidad residente, acciones que están debidamente documentadas, e informadas por las noticias y muy fuertemente arraigadas en el inconsciente colectivo de la comunidad residente, lo cual mantiene la copa llena de indignación que fácilmente puede generar una reacción en cadena por una acción particular, que se convierte en detonante, en la chispa social de consecuencias insospechadas, y ojo, un buen porcentaje de los llamados vándalos muy seguramente hoy son los residentes en propiedad horizontal, que llevan en su inconsciente colectivo las dos realidades sociales: la de los efectos de la pandemia y la de los problemas de convivencia y conflictos entre vecinos.
¿Cuál es entonces, esa nueva convivencia social en Propiedad Horizontal?
Bueno de nueva convivencia social no tiene nada, de desconocida para muchos residentes sí que es cierto, y a eso debemos agregarle las nuevas condiciones sociales de bioseguridad y nuevas normativas en el marco de la pandemia mundial que de una u otra manera regulan como debe ser nuestro comportamiento, y que por tanto son de obligatorio cumplimiento.
El inconsciente colectivo de la comunidad residente en propiedad horizontal producto de la cultura y las tradiciones de los padres y ancestros está dada en una cultura falsa de autonomía e independencia, es decir, “En mi casa yo hago lo que a mí se me ocurra, porque yo soy el dueño”
No ha sido posible dar el paso hacía la nueva realidad, en propiedad horizontal la cultura de autonomía e independencia ya hace varías décadas es historia, en propiedad horizontal tenemos una cultura de convivencia, de bien común, como esencia de la vida en comunidad. La premisa es “En mi apartamento yo hago, lo que esté permitido en el reglamento interno de la Copropiedad, respetando siempre el bien común, pues soy uno más de los copropietarios”
Y es precisamente ese gran desconocimiento de la cultura de convivencia en conjuntos residenciales, edificaciones y agrupaciones de vivienda, lo que mantiene la copa llena de inconformidades y problemáticas entre vecinos al máximo nivel, la copa está materialmente llena en cientos y miles de comunidades residentes en propiedad horizontal.
¿Será que al igual que con la policía nacional, una situación particular en un conjunto residencial, se convierta en un detonante social y necesitemos vivir otra reacción en cadena de violencia y destrucción, para que aparezcan las autoridades locales y nacionales a pontificar que es necesaria una reforma estructural de fondo a la propiedad horizontal, al igual que con la policía nacional?
Cuando en la práctica por ejemplo la Ley 675 de 2001, el pasado 6 de agosto de 2020 cumplió 19 años de vigencia y a la fecha nunca fue reglamentada, es decir vamos a cumplir dos décadas con ausencia total de las autoridades nacionales frente a esa gran realidad del desarrollo urbanístico del perímetro urbano de las ciudades capitales y municipios circunvecinos, llamada propiedad horizontal.
Sin embargo, es curioso ver que la propiedad horizontal si la tienen en cuenta para otras cosas como: es uno, o quizás el mayor aportante de impuesto predial para sostener las arcas del gobierno, es uno de los mayores generadores de empleo, es el mayor aportante para sostener la supervigilancia y todo con los fondos de los copropietarios.
La conclusión, es que la Propiedad Horizontal es una gran bomba de tiempo social, es un gran negocio para el gobierno nacional y local, así como, para los constructores y definitivamente vivir en propiedad horizontal, es caro, es costoso, es oneroso y cada vez en menor espacio, sin cultura de convivencia y con la copa rota por las inconformidades y acciones indignantes… vamos a esperar que se reviente o estalle, o por el contrario, llegó la hora de tomar acciones contundentes frente a la nueva convivencia social.
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