Por: Hernando Copete Ortiz – julio 22, 2024 – Las 2 orillas
La salud mental es responsabilidad de todos, con un trabajo coordinado, armónico, a ejecutar de manera transversal, como vertical socialmente
Los espacios o hábitat, tanto para animales como para seres humanos, de una u otra forma, por su condición geográfica, atmosférica, ecológica, social, cultural, etc. modifican los comportamientos de quienes allí conviven, en estos territorios y su adaptabilidad condiciona sus prácticas, hábitos, relaciones, formas de comunicación, ideales de vida social, supervivencia, etc.
En las ciudades existen unos espacios llamados barrios, por ello hagamos un recorrido muy general de cómo se identificaban. Estos son una subdivisión administrativa de un pueblo o ciudad, son un conjunto de manzanas (delimitación física) donde las familias viven en sus propias casas y en otras, viven dos (2) a cinco (5) familias (inquilinato), en estos lugares se compartía la cocina y los baños. Los recibos de agua y luz se pagaban en comunidad.
Hoy podríamos decir, por analogía, que la propiedad horizontal, en si misma es un barrio (apartamento equivalente a casa unifamiliar) y que la suma de ellos vendría ser el barrio mayor, hoy denominada Unidad de Planeación Zonal (UPZ). Los dueños de las viviendas unifamiliares, comunalmente, se identifican como vecinos y pueden constituir organismos comunales, juntas de acción comunal (JAC) (Decreto 2350 de 2003).
Lo anterior dándole una mirada desde las clases sociales, en estos barrios vivían las clases bajas. Mirando geográficamente, las clases sociales altas, vivían en casas amplias y en el centro de la ciudad. Esto dio surgimiento a los conjuntos residenciales exclusivos para las clases altas y por otro lado se le dio una mirada a la vivienda social (periferia).
Dentro de la historia de la vivienda en Bogotá se cuenta que Jorge Michonik, judío nacido en Ucrania, como empresario, compró un terreno en la carrera segunda (2), con el propósito de construir nueve (9) casas. En consecuencia, estas viviendas marcaron el inicio de conjuntos residenciales, unifamiliares, en la ciudad.
Después se dio nacimiento a los edificios, de apartamentos, vivienda colectiva como fueron: El edificio de apartamentos de Carlota Restrepo (de Villegas, madre del fundador de El Tiempo), etapa 1935-1946, ubicado en la Candelaria; El edificio de apartamentos para la Beneficencia de Cundinamarca, etapa 1947-1954 y El edificio de apartamentos Rueda, etapa 1955-1965, ubicado en Chapinero. Estos inmuebles forman parte de la historia arquitectónica de Bogotá.
Pero es muy bueno destacar que el primer conjunto residencial del país, donde en un mismo terreno se construyeron 14 edificios, ocho (8) de 13 pisos, seis (6) de cuatro (4) pisos, un teatro, supermercado, lavandería, colegio, huerta experimental, iglesia, planta de reciclaje, y zonas verdes, se llamó Centro Antonio Nariño (1952-1957). Podríamos decir que se construyó una ciudad dentro de la ciudad. Este conjunto esta ubicado en la localidad de Teusaquillo.
Respecto a la vivienda se puede determinar que existen casas unifamiliares, en una única zona; varias casas unifamiliares en un terreno (condominios), edificios multifamiliares y casas unifamiliares sobre una misma zona (barrio) y los edificios multifamiliares en un terreno específico, que sumados son un barrio; lo que hace su diferencia está, en sus espacios, que varían en su diseño como en el tamaño. Estos espacios son los construidos para: dormir, cocinar, asearse, socializar (sala, salones sociales, recepción), comparten o no accesibilidad (pasillos, corredores, estacionamientos), circulación vertical (escaleras, ascensores), zonas comunes (parques, piscinas, zona de juegos, saunas, baño turco).
Deduciendo a partir de la información, hasta el momento compartida, podemos expresar que la ubicación, estructura, diseño de las viviendas y la clase social de las personas que la habitan y de hecho, factores como las diferencias económicas, el nivel educativo, ideologías, creencias religiosas, ingresos; formas, técnicas o técnicas para la solución de problemas o conflictos, acceso a los servicios públicos, la falta de interacción, prejuicios y estereotipos, condicionan las relaciones humanas y la salud mental.
Hoy día, las políticas en materia de la propiedad horizontal están más enfocadas en lo material, la financiación de la vivienda, constructoras y sus responsabilidades, seguridad y vigilancia, asambleas, administradores, consejeros, garantías, derechos, deberes, extinción de la PH, bienes privados, bienes comunes, coeficientes, sanciones, etc. (ley 675 de 2001). y la salud mental se deja de lado.
Lo más triste es que no solamente es a nivel de la propiedad horizontal, sino que es a nivel local, regional, municipal, departamental y nacional. (leer en las2orillas. Descubriendo el agua tibia: La importancia de la salud mental en las sociedades”)
Adicional a lo anterior, no solamente en los escenarios de la PH, se habla de la solución de conflictos, vemos que somos un país reactivo (es mejor el castigo e incentivar el temor y los odios). Jamás hablamos de cómo prevenirlos, de cómo anticiparnos y buscar el cambio. Pero para mí, el ideal es la construcción del paraíso terrenal; es decir, debemos construir los entornos o escenarios que queremos, es antecedernos y pronosticar el futuro, un futuro agradable para todos, sin discriminación. Se puede decir que es evitar, o eliminar los riesgos y maximizar las oportunidades, para que la población tenga una buena salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha definido la salud mental como un estado de bienestar en el que el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede manejar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de manera productiva y fructífera, y es capaz de contribuir al mejoramiento de las relaciones humanas (convivencia) en su comunidad.
Respecto a lo que manifiesta la OMS ese bienestar depende de sus contextos de vida. En virtud de ello el ser humano por naturaleza es un ser de contacto, requiere para su subsistencia física como mental de un contexto o clima social saludable y de la otra persona, para mejorar la calidad de vida. Estos dos (2) factores influyen en cómo observamos, interpretamos, pensamos, sentimos, criticamos y actuamos. Como se puede deducir vivimos en, con y para la comunidad.
Por tales razones, la forma de convivencia determina la calidad de las relaciones interpersonales y su salud mental. Debemos tener en claro que la salud mental, va mucho más allá de los trastornos mentales.
Los contextos deben ser unos catalizadores, para que el bienestar emocional, psicológico y social mejoren la calidad de vida de cada uno de nosotros y en términos generales la sociedad.
Las carencias, limitaciones y vulnerabilidades del ser humano lo hacen sensible al ambiente natural, social y familiar. Es igualmente cierto, que es un ser perfectible, que debe mejorar su pensamiento, en su capacidad de conocer, aprender, sentir, comunicarse, conocer sus emociones, entender el contexto, su semejante (sentimientos) y crear un entorno para ser feliz, junto a los demás.
Por lógica los ambientes tóxicos aumentan los riesgos para los trastornos mentales, enfermedades en general, detrimento de las relaciones sociales e incremento de las problemáticas surgidas como consecuencia de las malas relaciones, materializadas en la enemistad, odio, negación del sentir de los demás, aislamiento, violencia, discriminación, guerras, descalificación, etc. En estos sentires los políticos y los medios de comunicación juegan un papel importante. (leer las2orillas: “así funciona: todo lo que los medios de comunicación hacen con el cerebro de las masas”)
Los datos y cifras a nivel global, dicen que los trastornos mentales, neurológicos y por el consumo de sustancias representan el 10% de la carga mundial de morbimortalidad y el 30% de las enfermedades no mortales. Alrededor uno (1) de cada cinco (5) niños, niñas y adolescentes (NNA) es diagnosticado con un trastorno mental (08/10/2020).
Para Colombia, según el Ministerio de Salud, de acuerdo con una encuesta aplicada, a mayores de 18 años, revela que el 66.3% de los colombianos declaran haberse enfrentado a algún problema de salud mental (11/10/2023).
A esta altura se puede afirmar que las relaciones sociales, unas manipuladas políticamente y por los medios abiertos de comunicación, juegan un papel superimportante en la salud mental de las personas y en la comunidad, de manera positiva, como negativa.
Entre los tantos problemas que contribuyen a dañar la salud mental del ser humano se encuentran la pobreza, marginalidad, la discriminación, la violencia, la inseguridad, los desplazamientos, la desigualdad social, la inequidad, los conflictos familiares, el bullying, burnout, la exclusión a las oportunidades (meritocracia), la injusticia, familias disfuncionales, limitación al acceso de los servicios de salud, desempleo, acoso laboral; la carencia de valores humanos, como el respeto, el altruismo, la amistad, la participación, la solidaridad, entre otros.
Para tener unos escenarios o contextos donde la salud mental prevalece se debe tener una claridad, compromiso, representando entre las políticas públicas y la participación activa de la ciudadanía.
La responsabilidad y la política pública, fusiona al ámbito gubernamental y la sociedad en general.
Como valor, no es otra cosa que responder a un deber, y su efecto directo es generar confianza, acabar con la corrupción (leer las2orillas: Corrupto: ¿el que propones o el que acepta?).
Creemos que los políticos y funcionarios públicos, conocen de las problemáticas sociales y rinden cuentas por sus acciones y decisiones tomadas en beneficio de la comunidad (gobernanza efectiva, transparente y ética); que el plomero hará su tarea puntualmente, con calidad y con costos justos; el estudiante responderá a sus obligaciones académicas sacando excelentes notas; el dueño de su mascota le dará buena vida a su animal, vacunará y sacará a pasear recogiendo sus heces, para no perturbar el orden sanitario de la ciudad, barrio, cuadra o conjunto residencial, hasta su propia residencia, el residente en PH se comunicará muy bien con sus vecinos, respetando los estados emocionales, evitando la censura y haciendo una verdadera crítica, etc. (leer en las2orillas: “Todo el mundo cree que critica, pero de esto se trata”)
La responsabilidad es una muestra real, evidente de madurez, pues cumplir con una obligación, pues implica planeación, esfuerzo, tiempo, compromiso, moral, ética, moral. No cumplir con lo prometido genera consecuencias de convivencia y mala percepción por parte del otro.
Enfatizando, la salud mental en la propiedad horizontal es un tema importante que involucra el bienestar emocional y psicológico de las personas que viven en comunidades de copropietarios.
Sería muy valioso elaborar estudios, no he investigado, es posible que existan, qué grupos sociales como la familia, el académico, el laboral, el político, la propiedad horizontal, el deportivo, las organizaciones religiosas, de mando (fuerzas armadas), etc. unas sean más vulnerables que las otras y que el surgimiento de los trastornos mentales, sean mucho mayores en intensidad y cantidad. De igual forma identificar qué tipos de trastornos caracterizan a esos grupos, de acuerdo con los razonamientos establecidos en la “guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5, de la American Psychiatric Association (APA).
Para concluir la salud mental es muy valiosa en todos los espacios donde el ser humano interactúa. En consecuencia, es de vital importancia tener en cuenta los siguientes lineamientos, en su entendimiento, mejora y aplicación.
Experiencias emocionales: El respeto hacia los sentimientos de los demás es muy fundamental, en tanto que permite mantener unas relaciones saludables y constructivas. En el portal de Psicología y Mente, que no se aleja de los mecanismos de defensa de Freud, plantea que la represión, negación, proyección, minimización, desacreditación de los sentimientos, pensamientos, razonamientos o experiencias emocionales son simplemente formas de la invalidación emocional, (quitar el valor de interpretación de la realidad, reflejado en nuestro mundo interno). El impacto de la invalidación se materializa en la baja autoestima, dificultad en expresar los sentimientos, ansiedad, aislamiento, angustia existencial, timidez, dificultades en las relaciones sociales y la comunicación asertiva, etc. Ejemplos entre otros muchos están: “Eso no es nada”, “te ahogas en un vaso con agua”, “Yo también tengo ansiedad porque tengo muchas cosas que hacer”, “hay gente que esta peor”, “tiene que poner más de tu parte para animarte”.
Lo mejor al respecto es entender las propias emociones validándolas, estableciendo una relación entre la emoción, la experiencia y su contexto, para encontrar su verdadero sentido y significado. Para ello así mismo, debemos comprender nuestras emociones, qué información nos está generando sobre nuestras vivencias, en términos de qué queremos, necesitamos o su contrario. En síntesis, debemos recurrir a la inteligencia emocional acompañada de la inteligencia racional. Es de importancia realizar una comunicación asertiva, ser empático, no censurar, no culpabilizar, tampoco ignorar o ridiculizar al otro.
Convivencia y relaciones interpersonales: Las relaciones positivas y respetuosas entre vecinos pueden contribuir a un ambiente armonioso y promover el bienestar emocional. Con lo anterior lo que se quiere significar es que el apoyo emocional, reduce el estrés, ansiedad, depresión, odios, venganzas, violencia, permitiendo enfrentar desafíos y entender mejor el entorno, la realidad. En otras palabras, en la convivencia y las relaciones interpersonales, las experiencias emocionales van incrustadas, pero la inteligencia racional, donde se establecen las conexiones lógicas de causa – efecto son esenciales, en la inteligencia intrapersonal, como interpersonal. Es una forma de enfrentar los problemas o conflictos de un carácter amigable y no de una manera antagónica y sin soluciones.
Gestión de conflictos: Los conflictos entre vecinos pueden generar estrés y afectar la salud mental de las personas involucradas. Es importante contar con mecanismos efectivos de resolución de conflictos, entre los cuales se cuenta con el arreglo directo (negociación), la mediación, la conciliación, arbitramento, amigable composición, acudir a un juez o haciendo uso del comité de convivencia en PH, con el fin de abordar y resolver los problemas de manera acertada.
El ideal, es que no surjan los conflictos, sino que exista el sentido de pertenencia, ser parte de una red social, comunitaria que apunte a mejorar los espacios sociales, desplazando el aislamiento, soledad y los odios.
Comunicación efectiva: Una comunicación clara y abierta entre los residentes y la administración de la propiedad horizontal es fundamental para mantener un ambiente saludable. Esto incluye la difusión de información relevante, la transparencia en la toma de decisiones y la atención a las inquietudes y necesidades de los residentes. No se debe hacer uso del estigma social asociado a la personalidad, ocupación, estrato social, forma de vestir, cultura, religión que profesa, etc. con el fin de discriminar, aislar, desplazar, excluir al otro (vecino).
Espacios comunes y actividades recreativas: Contar con espacios comunes adecuados y actividades recreativas puede fomentar la interacción social y el bienestar emocional de los residentes. Estos espacios pueden ser utilizados para promover la participación comunitaria, reducir el distanciamiento, fortalecer el mutuo conocimiento y los lazos entre vecinos, con el fin de mejorar la confianza, credibilidad, respeto, empatía, altruismo, cooperación (apoyo en emergencias), etc. La integración social, la participación en actividades grupales, contribuyen al reconocimiento intra como interpersonal, una mejor comunicación, y a la obtención de beneficios comunitarios.
Estructura familiar, sus relaciones e interrelaciones: Estos aspectos están interconectados y son elementos importantes en la estructuración de la personalidad y la configuración de una comunidad. La composición familiar, sus relaciones, roles (padres, hijos, familia), deben estar orientados al entendimiento de los sentimientos, respeto por las diferencias, responsabilidad compartida, tolerancia, creencias, cooperación, valores, promoción de la justicia social, comunicación asertiva, organización social y patrones de conducta socialmente aceptadas (coexistencia social).
Recordemos que cada comunidad de propietarios o ciudadanos en general, pueden tener sus propias normas y reglamentos relacionados con la salud mental y el bienestar de los residentes. No es difícil entender que los problemas sociales se deben resolver de manera colectiva, dejando de lado las ideologías e instaurando un pensamiento crítico, que incluye lo individual, lo social y lo ambiental. (leer en las2orillas: ¿Sumercé se siente enfermo? I, ¿Sumercé se siente enfermo? II)
Es recomendable consultar el reglamento interno de la propiedad horizontal y, en caso de necesitar apoyo adicional, buscar asesoramiento profesional en el área de salud mental. La salud mental es responsabilidad de todos, con un trabajo coordinado, armónico, a ejecutar de manera transversal, como vertical socialmente.
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